martes, 17 de marzo de 2009

Envejecimiento y Discurso


¿Cuál es la relación existente entre el discurso y el proceso de envejecer?
¿Existe alguna estrategia discursiva que pueda contrarrestar los efectos que producen ciertas concepciones comunes acerca de la vejez?
Así como la realidad es un proceso dinámico, dialéctico en permanente construcción que va modelandose entre el progreso y el saboteo, realidad creada por un discurso que muchas veces debe ser reconstruido en su significado para propiciar los cambios tanto intrapsíquicos como aquellos que se originan por el devenir social.
Cuando me refiero a envejecimiento y discurso, estoy haciendo hincapié en el sujeto como productor de un discurso no sólo y para siempre producido por él.
Esta inquietud surge debido a que aún los discursos que se constituyen desde el ánimo más saludable, insisten en fijar, encasillar a la vejez haciendo de ésta un sinónimo de enfermedad.
Como si cierto espíritu de fijeza paralizara el ímpetu más creativo, el énfasis necesario que demanda todo lo que está vivo.
Cada sujeto le dará una significación de acuerdo con la posición que ocupe dentro del ciclo vital, pero nunca está demás ponerle palabras a esta impronta que también envejece al discurso, obstaculizando de esta manera el sentido de continuidad personal que cada uno tiene derecho a otorgarle a su propia vida.
No existen evidencias empíricas que avalen que la pérdida de capacidades o roles sociales, afecten el nivel de bienestar de los adultos mayores en cuestión, sugieren más bien los estudios que lo que existe es una puesta en práctica de estrategias que permiten reducir el impacto negativo.
Estrategias del orden discursivos que van por el camino de establecer una diferenciación entre el envejecimiento biológico y el envejecimiento psicológico, así como discriminación que va también en el orden del envejecimiento sano de aquel de orden patológico.
Pensando en esto, podemos decir que los adultos mayores se han ganado la posibilidad de realizar una reconstrucción de su propio discurso, esto nos permite indagar la importancia de la representación social del envejecimiento.
Todo esto no indica negar la existencia de una experiencia compartida sobre lo que el envejecimiento en sí significa en sentido genérico.

No hay comentarios: