miércoles, 27 de mayo de 2009

Derecho a la protección integral

Todas las personas de la Tercera Edad tienen derecho a la protección integral por parte de su familia.


Adultos mayores sin cobertura previsional en Argentina: de la negación de su visibilidad a la posibilidad de su construcción como problema social. Una mirada desde el Trabajo Social.
Este artículo trata una situación de invisibilidad, por la negativa, por aquello que no ha llegado a constituirse como problema para la sociedad. Esto plantea en un primer momento la necesidad de analizar qué es lo que hace que una cuestión y no otra se constituya como problema para la sociedad. Y en un segundo momento la cuestión concreta de los adultos mayores sin cobertura previsional como población invisible o invisibilizado desde las tomas de posición que desde el Estado se concretan en diferentes políticas.

La producción bibliográfica acerca de la cuestión de los adultos mayores sin cobertura previsional son escasas ya que se ha constituido una formación discursiva hegemónica que iguala tercera edad a jubilados. Siendo muy extensa la literatura sobre la tercera edad que ha estudiado los problemas socio- sanitarios, los programas destinados a su atención ésta se han detenido en los jubilados y pensionados. Son numerosos los estudios sobre el sistema de seguridad social. Pero son muy escasos los trabajos sobre la población de adultos mayores excluída del sistema de seguridad social. Si es importante remarcar algunos trabajos que claramente distinguieron el sistema de seguridad social de la cobertura que este presenta. El interés que presentan estos trabajos es la consideración de la población excluída del sistema previsional.

En esta formación discursiva hegemónica se ha anudado el significante tercera edad al significado jubilados. Por lo cual las personas de la tercera edad que no han accedido a la jubilación se han transformado en un “otro”, invisible. Invisible para los beneficios que desde las políticas públicas se generan. Invisible en el discurso de los actores en los que se ha encarnado esta formación discursiva hegemónica.

Desde el punto de vista metodológico, este artículo se vale del análisis político de las formaciones discursivas hegemónicas, cuyo objeto es la articulación entre discurso y hegemonía en la producción de condiciones/problemas sociales y la constitución de sujetos. Resulta necesario atender a los significativos aportes de Ernesto Laclau acerca del análisis político del discurso. Lo que Ernesto Lauclau y Chantal Mouffe denominan “formación social”, en cuanto referente empírico, va transformándose y constituyéndose, por la mediación del discurso y de un mundo de significaciones, en una “formación hegemónica”, un orden total que articula diferencias propias del referente empírico y que va produciendo estatutos (que van conformando un orden de discurso hegemónico). La consecuencia directa de una formación hegemónica, es el establecimiento de verdaderas fronteras que a la vez le permiten significarse a sí misma, al constituir cadenas de equivalencias que construye aquello que está más allá de sus propios límites como algo que esa formación hegemónica no es. De modo que si bien existen diferencias en la formación social, en tanto referencia empírica, esas diferencias no están designadas sino como algo que está más allá de los límites de la formación hegemónica. Esto quiere decir que donde hay límites (considerando una formación social) la formación hegemónica establece fronteras. Para Laclau, las fronteras de las formaciones hegemónicas se producen en la medida en que se establecen cadenas de significados, donde la posibilidad (determinados significados posibles) deviene necesidad (esos significados se hacen necesarios, excluyendo otros). Esos significados están articulados entre sí en la formación hegemónica. El término “articulación” no alude a un acoplamiento (a la manera de los vagones de un tren) sino que alude a la interinfluencia y la intermodificación entre determinados elementos. Sostienen Laclau y Mouffe que la articulación establece una relación tal entre elementos, que la identidad de estos resulta modificada como resultado de ella; y que el discurso, precisamente, es la totalidad estructurada resultante de la práctica articulatoria.

Lo que queda fuera del orden de discurso hegemónico, es decir (en términos de Laclau) los elementos diferentes que no se articulan discursivamente, pero que constituyen una referencia empírica, muchas veces es producido como objeto de “pánico moral”. El pánico moral es uno de los efectos más inmediatos de la totalización discursiva hegemónica, que hace que el soslayo del “otro” sea a la vez productivo: es la producción de un imaginario de amenaza, y por tanto de rechazo, de una condición sociocultural, de acontecimientos o episodios, de grupos o personas, frente a los cuales la ideología pretende sensibilizar moralmente a toda la sociedad . Pero otros tantos elementos terminan siendo no pensados, no dichos, como si no existieran. De modo que las cadenas de equivalencias en la producción de una determinada formación hegemónica, terminan por sobrepasar e incluso perder la referencia empírica, contribuyendo a la producción de condiciones y de problemas sociales determinados.

Un novedoso aporte sobre esta problemática lo realiza Slavoj Zizek, de la escuela lacaniana eslovena, cuya reflexión es esencialmente filosófica y política. De esta manera, aparece en Zizek un nuevo elemento a tener en cuenta en el análisis político de las formaciones discursivas hegemónicas: la articulación entre interpelaciones y reconocimientos. De modo que el discurso hegemónico va produciéndose al interpelar a los sujetos (constituyendo sus intereses, sus problemas), y los sujetos se “reconocen” como tales en esa interpelación (aunque este sea un reconocimiento falso).

Entonces desde el punto de vista metodológico a partir de considerar un análisis político del discurso, se analiza como la construcción de un problema social va conformando un andamiaje discursivo. En este artículo se intenta plantear como diversos factores han incidido en , la no constitución de los adultos mayores sin cobertura previsional como problema social y por lo tanto como sujeto de las políticas públicas. Siguiendo a Landi según quien “un tema se convierte en problema cuando se transforma en pregunta para la sociedad” Esta pregunta se podría expresar en ¿Qué es lo que ha hecho que las condiciones materiales de vida de los adultos mayores sin cobertura previsional en la Argentina no se hayan constituido como problema?
Por Marcelo Ponce Nuñez, Encuentro Popular