martes, 10 de febrero de 2009

Elsa y Fred


Eros y Tánatos entablan la batalla crucial en los cuerpos envejecidos, un horizonte social la acentúa a través de los prejuicios, los rituales esclavizantes, los hábitos sinsentido.
El deseo de los adultos mayores queda arrinconado más que nunca, por temor, por verguenza o por la ignorancia de los que los rodean debido a que confunden sexualidad con genitalidad.
Lo que sería importante es tratar de realizar una conceptualización acerca del erotismo, de la sexualidad en los adultos mayores, son muchas las palabras que se asocian a estos conceptos, tanto facilitadoras como obstaculizantes.
Un tema musical de nuestros días dice: Pero el amor es más fuerte, es en esta etapa donde más se patentiza que es necesario ser más fuerte que las represiones, las represalias, la sociedad, la cultura con su malestar, la religión con sus imprecaciones, los mitos y los prejuicios.
Rebeliones intemporales, revoluciones conclusas e inconclusas, develan que el ser humano esta dominado por esta fuerza que está más allá de toda representación.
La teoría psicoanalítica nos enseña que sexualidad no es sólo obtención de placer genital, debido a esto la genitalidad aparecería como uno de sus representantes, pero no el único, de hecho que tengamos el conocimiento de que la sexualidad existe desde el principio hasta el fin de nuestros días, nos remite a la pregunta: qué es lo que pasa con nuestros adultos mayores.
La sociedad pareciera querer imbuirlos a ellos -y a nosotros con respecto a ellos- con la mirada del Eros platónico -sobre el que tanto nos alertó Freud- con la finalidad de disfrazar el deseo, darnos la imagen y hasta concientizarnos de que son seres asexuados, o en el otro extremo, perversos, que no han sabido ajustarse a la honorabilidad que el tiempo cronológico y social marca.
A todas luces esto estalla cuando en el devenir se advierte lo que ya
Freud nos sugería en no hacer concesiones a la pusilanimidad: Se empieza cediendo en las palabras y finalmente se cede en los hechos.
Si la dialéctica del deseo no se interrumpe nunca, nos queda por pensar que tan solo
una cultura represora o una represión interna afianzada por esa cultura, distorsionan el deseo hasta llevarlo a lo que Piera Aulagnier denomina como: sujetos privados del deseo de desear.
Sería oportuno subrayar nuevamente que la disminución o pérdida de las funciones genitales no conllevan a que los sujetos sean denominados asexuados, así como también las últimas investigaciones demuestran la posibilidad de ejercer sexualidad aun en los casos de patología demencial. Flores Colombino.
Tal vez nuestra tarea con los Adultos Mayores vaya por el sentido éste de facilitar su sexualidad, permitir su palabra, a pesar de las limitaciones; ya que la falta de ello no es el resultado de la pérdida de capacidades sino de la ausencia o carencia de redes, encuentros y oportunidades.
Fuimos, entonces, cachorros frágiles cuando empezabamos a merodear el adentrarnos en la mirada, en la caricia, en el acontecer con el otro, en la primera escucha de ese llanto que anunciaba nuestro ser en el mundo.
Y seguimos desde aquel movimiento originario siendo partícipes de las innumerables bifurcaciones posibles producto de los laberintos del deseo, complejidad del ser, que está ahi siempre naciendo y muriendo.