domingo, 27 de diciembre de 2009

Festival A Puro Talento, palabras


Estaba pensando que cuando ingresé al equipo lo primero que me impactó fue su nombre: A Puro Talento. Etimológicamente, si es una moneda imaginaria de la Antigua Grecia, me pregunté cuánto querríamos cambiar entonces de este imaginario social que ronda con respecto a realizar talleres en un neuropsiquiátrico.
Se le agregaba además puro, a sea un entendimiento demasiado inteligente de lo que iba a hacerse, el sinónimo es genio.
También recordé su parónimo: talante. Y en este tiempo he encontrado que hemos tenido talento de buen talante para hacerle frente a las situaciones, para pensarlas, para mantener los interrogantes, los aciertos, los errores, las personalidades, la escucha, las personalidades, la vida que transcurre y se cuela por todos los recovecos con sus fantasmas y sus desesperanzas, con la promesa de paraísos.
Entonces, A Puro Talento surge de una necesidad, de uno o muchos, casi diría infinitos deseos con una pretensión que ya su título delata tal vez generar alguna marca, trocar esa moneda imaginaria con respecto a las personas que padecen y están aquí viviendo.
Digamos, algún tipo de inscripción que no sea sólo huella en la arena, sino una posibilidad más de acercar algún alivio apelando a lo más sano del sujeto.
Apasionar la inteligencia y la insensatez para no tener ningún tipo de indiferencia ni ideológica, ni vocacional ni estética.
Es oportuno señalar que A Puro Talento no forma artistas, quizás porque consideremos que cada ser humano es un artista, una humanidad siempre en potencia que persigue alguna punta de verdad y que allí en ese encuentro crea belleza.
Posiciona su mirada en el sujeto, es central verlo en ese aquí y ahora, en el que realiza un trazo, crea un paso de baile, canta, eleva su voz.
A Puro Talento hace un subparéntesis dentro del gran paréntesis, no piensa en la falta, piensa y siente ese presente ahí todo junto materializado en un ser, en su necesidad de persistencia o sea trabajamos al borde de la magia, el milagro y el ancestro.
Talento el de los pacientes, para sostener, que interpelan en cada transformación, para convertir lo siniestro, para intensificar los cambios.
Ese resistir, ese poder que es ahí antes que el a-priori, a pesar de tanto sufrimiento para el pequeño cuerpo para el pequeño corazón.
Talento conjunto. Brazos, abrazos, mmiradas y manos. Ese nosotros mutuo de seres que se aguardan con señal compartida. Con un horizonte que a veces se detiene, se suspende, pero nos induce a caminar la utopía.