Ayer pasadas las 10.30, en la Glorieta de la Plaza Independencia, se llevó a cabo una jornada por la “toma de conciencia del abuso y maltrato en la vejez”. En la oportunidad se realizó un pequeño acto en donde se hizo referencia a la terrible situación que pasan muchos de nuestros “abuelos” que son maltratados física y psicológicamente por su entorno.
El acto se llevó a cabo porque el 15 de junio, Día Internacional de la toma de conciencia sobre el abuso y el maltrato en la vejez, por el mal tiempo no se pudo concretar. Por otra parte, trabajó en su organización el Consejo Consultivo Municipal de Adultos Mayores.
En diálogo con LA VOZ, Valeria Calvo, trabajadora social del área de la tercera edad del municipio, explicó que “el objetivo del encuentro es crear una conciencia social y política de la existencia del maltrato y abuso producido a las personas de edad, junto con la idea de que es algo inaceptable, que presenta múltiples formas y que puede ser prevenido”.
En nuestra ciudad, al igual que en muchas ciudades del país, los casos de geriátricos clausurados por funcionar en malas condiciones; de ancianos engañados, robados y golpeados; las publicidades agresivas hacia el sector; son algunas de las monedas más corrientes que hacen del abuso y la violencia que sufren los adultos mayores una situación que reclama la atención de la sociedad.
Se indicó que desde el Derecho puede dilucidarse que los distintos tipos de abuso y maltrato se producen en función del contexto que vive cada anciano. Así, por ejemplo, puede establecerse una diferenciación entre el abuso y el maltrato en el marco familiar, dentro de las instituciones o bien el que se produce a través de los medios de comunicación o incluso, desde la propia esfera estatal.
“Independientemente del ámbito en el que se realicen, se vincula con la discriminación, la falta de aceptación de la sociedad actual y de la cultura actual por la vejez. Todas estas situaciones tienen una raíz común, que deriva de las dificultades psicológicas, sociológicas y culturales de aceptar la última etapa de la vida, la decadencia física, aún cuando éstas sean normales, es decir, siempre que hablemos de una ancianidad sana”, señaló la entrevistada.
Calvo, añadió que el imaginario acerca de la vejez se torna difícil de aceptar dado que vivimos en una cultura que sostiene un paradigma juvenil de belleza y salud, asociado con el vigor y la productividad, incluso, un paradigma economicista de la vida que lleva a relacionar a la vejez con la inutilidad y el despojo. De esta raíz provendrían los diversos tipos de abuso y maltrato para los cuales “el Derecho aún no tiene herramientas suficientes de protección”.
Respecto a la situación familiar, se indicó que dicho entorno puede nombrarse como uno de los pocos ejemplos en los que se puede proteger a los ancianos, ya que cuenta con la ley de violencia familiar, aunque su especificidad para con el sector no está claramente definida. En esta ley no hay un claro abordaje de los ancianos, como sí los hay para las mujeres y los niños.
Extractado del diario La voz de Tandil.
Desde el Municipio se indicó que las situaciones más frecuentes de violencia dentro de la familia dan lugar a la aplicación de esta ley. Para su puesta en marcha es necesario realizar una denuncia ante cualquier juez de los tribunales provinciales, el cual queda habilitado inmediatamente para tomar estado de la situación, recibir pruebas y ordenar la situación de separación de la persona victimaria del abusador respecto del anciano, en función de la gravedad de la violencia.
Se sostuvo que “en el plano de las instituciones, fundamentalmente en materia de geriátricos, los juzgados son un poco remisos a la aplicación de la ley de violencia familiar, con lo cual la introducción de la mano del poder judicial en este ámbito implica una serie de restricciones para el ejercicio de ciertos derechos que son normales dentro de una empresa que se dedica a los geriátricos”.
Publicación del Diario LA VOZ de Tandil.
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