martes, 12 de mayo de 2009

Somos Uterumbas. Alfredo Moffatt


Para muchas personas negar la edad es una tontería, este es el caso de Alfredo Moffatt -yo tenía miedo a esta etapa que empieza después de los sesenta años. Ahora, que más o menos estoy instalado en ella me doy cuenta que se me ha simplificado la vida, y la mayor de las cosas que antes me preocupaban, ahora creo que son boludeces, pero quedó lo esencial: el amor, los hijos, la justicia social, la solidaridad -y también el dulce de leche y la crema chantilly...-
Esta edad no está tan mal, el tema de la muerte siempre angustia, pero yo creía que iba a ser peor. Es una tontería hacerse el pendejo, fijense si tuviera que ir al gimnasio, sería todo un laburo y no podría gozar de esto de hacerme el filósofo. Cuando cumplí sesenta años hice una fiesta en la escuela. Y dije: tengo dos caminos, o me convierto en un viejo sabio, o en un viejo pelotudo. Lo último me pareció aburrido. Cuando no asumís la edad, no gozás ni la una ni la otra.
El temor a la vejez hace que la ocultemos, que sea considerada como algo indigno, a ocultar en un geriatrico porque ya no servimos más.
Acá en la Argentina tenemos la cultura de Mirtha Legrand, pobre Mirta, para conservar la juventud debe usar una máscara de cirugía y no está gozando de esa edad.
Cuando estuve en EE.UU. había una actriz que había sido muy famosa Bette Davis, que ya estaba muy viejita y tenía el rostro con las arrugas del tiempo. Era conductora y tenía un programa muy respetado, en el que podía decir cosas sabias, porque estaba cómoda en esa edad, era creíble.
También en Italia, estando en una plaza de Roma, pude ver que estaban todos los viejitos -los respetados nonos- jugando a las cartas y tomando Cinzano con gran dignidad y la gente iba a preguntarles cosas. El que vio la película hasta el final sabe perfectamente cómo es, y puede avisarle a los otros cómo viene la mano de la vida.
Pero en Argentina, cuando llegás a esta etapa, te meten en un geriátrico y no aprovechan la historia, que es necesaria para construir el futuro.
En el Amazonas no hay jubilación de viejos. Yo fui hace muchos años de aventurero, con mochila y bolsa de dormir, y ahí estaban los viejitos de la tribu mirando el río Xingú que desemboca en el Amazonas. Y pensé: ahí está la Biblioteca Nacional... uno sabía de partos, otro de canoas, otro de plantas medicinales, a ellos los cuidaban mucho, porque eran los transmisores de la sabiduría, no había transmisión escrita -se moría el de las canoas y tenían que cruzar nadando-. Tenían una dignidad como los que vi en la India. Allí, en el proceso de vida, se respetan todas las etapas.
En estos países de la cultura occidental, tecnológica, donde lo que no es nuevo hay que tirarlo, lo mismo se hace con los seres humanos, y eso es una tontería. En la cultura norteamericana todos tienen que ser jóvenes y lindos.
... En nuestro país la vejez está desvalorizada, los viejos son marginados, el cambio social fue tan brusco que su experiencia habla de una Argentina que perdimos, si terminan en el geriátrico, los tratan como chicos, los retan y los humillan, se deprimen y aparecen todas las enfermedades que tienen que ver con las bajas defensas.
En cambio, en las sociedades más sanas, ésta es una época muy rica, porque es la de la reflexión, que es parecida al juego y la creatividad, pero ya después de haber visto la película entera y haberla entendido. Es como el que viajo mucho y ahora puede ver el panorama del viaje.
..Los humanos somos todos de la tribu de los Uterumbas, porque vamos del útero a la tumba.
Se puede estar en cualquier edad, incluso setenta, ochenta años, y el que tiene un proyecto se aleja de la muerte. Eso lo vi en Pichon anciano, él decía: la muerte está tan lejos como grande sea la esperanza que construimos, el tema es la construcción de la esperanza. ¿Cómo la podés construir? si esa historia tiene sentido y se arroja hacia adelante como esperanza. Padres que no le tienen miedo a la muerte hacen hijos que no le tienen miedo a la vida.

Extractado de Terapia de Crisis, La emergencia psicológica.
Alfredo Moffatt.

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