martes, 30 de diciembre de 2008

Homenaje a las Abuelas de Plaza de Mayo


Qué mejor que para finalizar el año traer el recuerdo de un homenaje que, por el 2003, Fernando Ulloa le hacía a las Abuelas de Plazo de Mayo al cumplir 15 años de existencia, en este texto el acento está puesto en lo que pueden transmitir los adultos mayores cuando no se quedan sólo en la nostalgia, sino que a través de sus actos presentifican lo mejor de la cultura junto con los mejores valores del pasado.
El texto:

Aquella primera vez que hablé con un pequeño balsero de Cutral-co, Caliqueo le pregunté mas o menos así: ¿Ud. guarda la religión de los antiguos de antes?, me impresionó la figura inexpresiva y reservada de aquel abuelo que le permitió activar la balsa en la que envejeció cruzando el río.
Los antiguos de antes es un modismo regional muy frecuente con que suele referirse a los abuelos de la tradición. Caliqueo afirmó que sí, que adhería a esa religión, la religión es la lengua, la paso a mis nietos cuando puedo, señor.
No supe mucho más. De qué hablaba esa lengua, asumida en forma religiosa y traspasada de generación en generación atravesada desde siempre por la tragedia y por la miseria. Aun cuando sólo evocara las cosas cotidianas y los valores míticos de los antiguos de antes, bastaría para evidenciar con sólo eso la supresión criminal de que en nombre de la civilización seguramente se hizo de ese pueblo y en nombre de falsos valores éticos falsamente invocados. Cómo no admitir en el semblante seguro con el cual Caliqueo emitió sus frases el reproche a quienes se habían enseñoreado despiadadamente sobre su raza. Ignoro si Caliqueo reflexionó sobre todo esto, aunque es posible que a su manera lo pensara y con mayor espíritu crítico que el mío.
Todo esto transcurría hace años y en un remoto escenario patagónico, muy alejado del escenario porteño donde, para bien o para mal, muchas veces se hegemoniza la historia, la Plaza de Mayo, escenario de caminos abiertos, de los paraguas escolares de 1810 protegiendo al pueblo de la lluvia, pero no, plaza de las palomas, de los halcones y de los balcones, y los discursos verdaderos y mentirosos, pero fundamentalmente hoy, plaza de Madres y de Abuelas, las Abuelas y sus ya quince años.
Ojalá muchacha, muchacho, si te llegan estas líneas, recibas el mensaje de Caliqueo en su tozuda heroicidad, y entiendas así a tu abuela, empeñada en acompañarte, aunque viva en sombras, ojalá te lleguen noticias de encuentro, tú y ella se lo merecen, pero no dudes de que la historia de los antiguos de antes arribará por siempre a los hijos de tus hijos, como Caliqueo, las Abuelas y las Madres también sabrán enriquecerte cruzando los ríos de la desmemoria.

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